martes, 16 de septiembre de 2014

A rodar!

La casa está quieta y todo comienza a rodar.
Mi cabeza llena de notas y una estrofa demás.
Mi sonrisa se transforma en un buen compás, cuando pienso en las notas de nuestra canción.
No me malinterpretes, no quiero hablar.
Mis pensamientos se unen uno al otro, formando un sube y baja de estados anímicos, dejando de lado mis labios que quieren cantar.
Yo quiero sentarme en aquel sillón, decirte las cosas que nunca te dije. Acariciar tu alma y besar tus manos.
No me niegues un buen rato en la habitación, riendo, bailando.
La cabeza me da vueltas, y pienso en vos, en ellos, en mi.
Pienso en mi gente, en mis piernas, en mi vida y en mi piel.
Pienso en aquel día, pienso en hoy, en mis vicios y en ayer.
Y cuando duermo pienso otra vez.
La cabeza me da vueltas, como siempre cuando estoy sola...y cuando la casa está quieta.
Y estoy acá, con mis pensamientos, con las mil y unas vueltas que dimos, con los secretos que supimos decirnos.
La vida no nos detuvo, los soles aparecieron cada mañana por la ventana. Y yo te abracé, te quise tanto.
Te quiero tanto.
Y el tic tac del reloj no para, y cuando lo miro ya marca el medio día.
Perdón, me tildé.
Dejo la taza a un costado, me levanto.
Giro bien quieta y te olvido otra vez, hasta que te vuelva a pensar.
Hasta que te vuelva a extrañar.



martes, 9 de septiembre de 2014

Ella

El sol chocaba su cara y su dije dorado de París brillaba como nunca. Ella estaba sentada en el tren.
Con ojos curiosos, profundos y más bellos que la tierra, eran marrones y oscuros como una noche en el campo. Sus pupilas se denotaban, porque eran diminutas y más oscuras todavía. Pero no solamente eso, sus ojos eran el portal a mil secretos.
Ella parecía una ángel. Con piernas cruzadas y brazos también. Pude ver su clavícula, divinamente formando una especie de triángulo en su pecho.
Sus pestañas, otro detalle importante. Daban un medio circulo perfecto como una luna menguante, y eran oscuras, tan oscuras. Más oscuras que sus ojos. Su cejas eran rectas pero curvadas, algo dificil de encontrar.
Tenía la naríz respingada, alargada, pero fofita. Era perfecta. Ella tenía buen olfato, lo noté.
Sus labios formaban un bello corazón y exactamente del color de las rosas bourbonianas.
Me sonrió, y sus dientes no eran todos iguales, ni tampoco todos desiguales, tenían medidas perfectas, unísonas. La línea aredondada de su sonrisa me hizo acordar a mi infancia. Ella era pura, recta.
Su cabello largo y ondulado reflejó la luz del sol en mis ojos, y me dí cuenta que tenía una mezcla extrovertida de colores, en el inicio era chocolate y las raíces formaban un corazón en su frente; luego se iba desgastando desde un colorado hasta llegar a las puntas en un dorado como el oro.
Su cuello era de una medida perfecta, y parecía darle toda la sobriedad que a su sonrisa le faltaba.
Observé sus pies, muy pequeños, pero eran como los de una princesa de cuentos de hadas.
Tenía puesto unos zapatos terracotta, bajos y abiertos, con un cordón como detalle.
Su piel era color canela, y ella olía a canela y vainilla. Lo supe cuando se levantó y las capas de su vestido de gasa beige se choraron entre sí. Tenia un cinto trenzado y de color ladrillo a la altura de su cintura, que hacía juego con su bolso.
Sus brazos eran suavez pero rígidos, y en el izquiero llevaba un pequeño lunar color chocolate.
Ella era perfecta. Lo mostraba.
La vi de perfil, de frente y de atrás.
Sus medidas de arriba a abajo eran como un composé que encerraba lineas curvas. Sí, tenía hermosas curvas. No era flaca, no era gorda. Era petiza, era perfectamente hermosa.
La observé durante todo el viaje, la quería. Ella se veía tan sensible y extrovertida. Parecía inocente pero aventurera. Su cuerpo decía lo que era por dentro: Una verdadera belleza creada con manos poderosas.
Me enamoré.

Atte, Yo: observadora de mí misma.


martes, 2 de septiembre de 2014

like a frog!

No quiero tomar mucho de mi tiempo explicando como me siento, en realidad hoy es uno de esos días que no quiero tomarme mucho tiempo para nada y que ni siquiera sé como me siento. Me siento como una rana. Si. Soy una rana, eso es. Estoy un poco tonta, un poco pancha. La ansiedad me atrapó hoy, y me hizo dueña de sus metas. Quiero correr tan rapido que me sienta ser agua. Capaz lo que necesito es poner mi piecito a la deriva, afuera.
Por eso, soy una rana. Si me atrevo, me atrevo. Si salto, salto alto. Si salgo, salgo corriendo. Dame diez segundos. Porque no quiero caminar, no quiero ser un expentante del tiempo. Yo quiero ser la competencia, quiero dar el primer y el último paso. Yo quiero ser como un cuello acalorado a la luz del sol, sí señores!
Porque YO SOY FUERTE. Quiero ponerme los pantalones, y CORRER! Quiero sentir que mi cuerpo pesa. Yo puedo.

Necesito solo un poquito, tan poquito como mi dedo gordo del pie en la orilla de la puerta.
Todo lo que necesito son diez segundos.
Dame diez segundos.