miércoles, 18 de septiembre de 2013

La vida misma


Esta semana estuvo lluviosa, gris. Me encanta cuando es así, me encanta la lluvia. Cuando llueve quiero salir afuera, mojarme, correr y divertirme. A veces me genera algo, que no es angustia. Yo creo que a todas las personas la lluvia le genera ese no se qué en el interior. A veces pienso seriamente que Dios nos da la lluvia para quedar un rato más en casa, para meditar un poco, para disfrutar del calentito del hogar. La lluvia te hace recordar cuanto amas tu lugar, y tus abrigos. La lluvia te hace caer en la realidad de que todo pasa, que la tierra se renueva a la par tuya. Las personas del campo oran por lluvias, y a veces nosotros nos quejamos por ella sin darnos cuenta que sin la lluvia, no tendríamos el fruto de la tierra.



Por otro lado, ¡qué bonitas son las sombras! Si hay sombra significa que hay luz, y también significa refugio. 
La sombra es como ese vaso de agua fría cuando llegas cansado del trabajo. La sombra me encanta, creo que es una de mis mejores compañeras. En síntesis  yo no podría ir a un lugar donde haya nada de sombra.
La sombra me hace una persona más libre. Cuando salgo a hacer compras, voy por la sombra.

El sol es cálido. Justamente en la ciudad que vivo, el sol es comparado con un infierno. Pero el sol es cálido, dejèmoslo asi. El sol brilla para todos, no importa la raza, la nacionalidad ni la edad. No soy muy amante del calor, pero el sol... el sol es vida.


Sin la tierra, el mundo seria de otro color. La tierra es la primera. Sin tierra, no andamos. La tierra es la madre de las plantas y de los árboles. Cada vez tenemos mas casas, mas edificios, mas negocios, la tierra paso a ser piso, ya no es mas suelo. Por eso me gusta la lluvia, porque parece que la tierra sale a bañarse y nos transmite su olorcito rico y limpito. Me gusta tener plantas, me renuevan. Me hacen recordar quien soy. Me hacen sentir la tierra.



La luna me conmueve, me quieta. Con ella somos dos observadoras del mundo callado y tranquilo. Si me siento estresada voy a verla, es como esa vecina con la que me llevo bien. Me pasa que soy yo cuando estoy con ella, y estoy segura que ella se siente amada cuando la miro. Porque nadie... nadie sabe de la vida, nadie se da cuenta del valor, hasta que observa, detallada y detenidamente.